sábado, 1 de mayo de 2010

Capitulo 6

Cuando Sait se dio cuenta de que le seguían varios tipos se subio a una rama bastante poblada, para que no le viesen y siguió su camino, por las ramas de los arboles, siguiendo a los que le seguían a el “El cazador cazado” penso este, en ese momento reconoció a Cindy. Se paro en seco en la rama y se preparo dos dagas, una en cada mano. Con la primera le cercenó la cabeza a la chica mas baja, la otra se la hundio en el ojo, matándola, a la tercera chica. Después desenfundo el sable nuevo de una aleación de acero, y salte a por Cindy.
El sable brillaba bajo la luz vacilante de un sol que ya se empezaba a ocultar. Sait aterrizo a su lado, la saludo, sin recibir respuesta, y en cuanto vio que ella se daba cuenta del peligro le decapito con un veloz movimiento.
Las quito las mochilas en busca de algo de comer, pues llevaba dos dias sin hacerlo, pero en vez de eso se encontro la cabeza, sanguinolenta de Suka, con los ojos en blanco, y varias heridas postumas. Las metio en un hollo a las tres y a la cabeza sin mostrar un solo sentimiento, y las prendio fuego.

Tras eso escucho el fluir de un rio mientras meditaba buscando el descanso que necesitaba, se desnudo, y se metio dentro del rio, solo entonces se dio cuenta de que su llama casi habia desaparecido, solo era una tenue marca del color de la sangre brillante, ¿Espera, del color de la sangre? Pero si antes era negra. Se extraño cuando vio esto, se miro mientras se mojaba la cabeza, y se dio cuenta de que tenia mucho frio en el brazo derecho como si hubiese un cristal de hielo clavado entre la fibra de sus musculos, sonrio mirandose y vio una marca en forma de cristal de nieve tatuada ahí, tambien del mismo color, rojo sangre. Se empezo a preocupar cuando se empezo a evaporar el agua a su alrededor. Se salio del riachuelo y fue corriendo a sus ropas, Las noto frias, y a la vez calientes. Se las puso y se fue corriendo, a un poblado cercano, creia que tenia fiebre, ademas que le dolia la cabeza como si se la estuviesen arrancando, grito con todas sus fuerzas, mientras caia sin sentido a diez metros del pueblo.


Se desperto por la noche se daba cuenta de ello cuando se giro en el bosque y no vio nada de luz que no viniese de la luna o de una hogera que se hallaba a unos metros de el. Se incorporo en cuanto se dio cuenta de que estaba sin camiseta, y se hallaba acompañado por dos chicas en ropa interior. Que costumbres tan raras.
-Ah ya despertaste,- Dijo la primera chica, con un acento extraño.
-¿Eh?- Dijo aun sorprendido me costaba entenderla con ese acento, creia que no se habia alejado tanto del sur de su peninsula, estaba asustado,
-Vaya parece que no es de aquí. – Dijo la chica mas cercana, que aun no habia ablado.
-No. – Notó como le subia la sangre a la cara. Se estaba sonrojando por su semi desnudez.
-¿Por qué te sonrojas?- Dijo la primera chica
-De donde yo vengo las chicas llevais algo mas que la ropa interior. – Dijo mientras bajaba la cabeza.
-Pues tendras que acostumbrarte, no tenemos mas ropa que esta. En nuestra aldea solo llevamos esto. Ya veras por que- dijo la mas cercana.

Se pusieron en camino al dia siguiente, por lo visto no era un pueblo lo que estaba a esos cien metros como el creia. Si no unos restos de un pueblo destruido, como no, con el dragon pintado en el suelo con sangre. Siguieron andando durante cinco dias mas, una vez llegaron estaba en pleno desierto. Intentò conservar toda su ropa durante todo el tiempo que pudiera. Pero mientras se terminaba de recuperar, se iba acomodando al lugar, y quitando ropa, de encima por que el calor ya era sofocante. A los diez dias de llegar su cuerpo recupero una temperatura normal en un desierto, y se despedio, gracias a los dioses, habian tenido que ir hacia el norte. Salio de alli una mañana y se encamino hacia el norte.

A las veinte noches de irse, diviso unas montañas de hielo, y se sonrio a mi mismo, cada vez hacia mas frio.

Llego alli tras varios dias de caminar, pero no habia parado mas que por las noches, y en cuevas en las que encendia una fogata. Habia oido que en las montañas de hielo aparte de un clan del hielo, habia un hermitaño que sabia invocar a los sellos, que se marcaban en la piel, con el color de la sangre
Llego a la cueva del hermitaño en unos dias, se metio en ella titubeando, cuando le vio.
Era un joven de unos dieciséis años, con un cristal dehielo en el cuello, una llama en la palma izquierda, un trueno en la cara mas exactamente en la frente. Y algo que parecia una roca, grabado de una forma, que parecia a fuego en el estomago, como si se enfrentase a los otros sellos. Se acerco a el.
-Hola, me llamo Sait.- Saludo con firmeza.
-Hola, - Saludo sin dirigirle una mirada el otro. – Yo soy Jhin.
-Eh, Me dijeron que tu podrias ayudarme a hacerme mas fuerte.
-Eso dicen todos, y nadie lo logra. Ahhhh – Bostezo.
-Yo lo voy a lograr.

Pasaron varias semanas y no lo conseguia, hasta que un dia paso algo inesperado estaba Sait practicando, intentaba crear una bola de fuego, pero en ese momento, lo que le salio no podia ser mas distinto. Su cuerpo ardio solo, ni una sola parte dejo de arder en ese momento. Gritaba como si le estuvieran deshollando vivo. Pedia ayuda, como si le fuera la vida en ello. Ya que el pensaba eso. Para cuando Jhin llego sin prisa alguna, solo quedaba un monton de cenizas en su lugar. Este sonrio cuando cojio un monton que estaba ensangrentado, que suerte para el que Sait no se hubiese dado cuenta de que le habia lanzado una daga haciendole una herida en el brazo izquierdo. Lo metio en una bolsa y partio.


Sait aparecio en una montaña alejada de la mano de dios, estuvo varias semanas ahí tirado hasta que se recupero. La pierna izquierda le ardia a horrores. Se miro y tenia una quemadura, donde antes estaba su llama. Entonces fue cuando se le empezo a congelar el brazo derecho y sinto un frio lacerante, que se le metia por dentro de la carne. Se miro el brazo y vio una raja, que le subia desde el codo hasta el hombro. Todo el brazo ensangrentado y la sangre congelada. Genero una llama en la mano izquierda y se intento derretir el hielo, pero no podia. Al final desistio de ello se puso en pie y empezo a andar como podia, le habia costado mucho recuperarse, ya que tenia que mantener un muro de hielo puro, pero aun asi no habia terminado de hacerlo, fue cojeando, hacia alguna aldea cercana, no sabia exactamente donde estaba, pero se sentia bastante inseguro.
Segui corriendo, mas que andando, por el peligro, que notaba tan cercano, a pesar de hallarse bien lejos de donde habia empezado, en algun momento, de algun dia de los que paso alli muerto de hambre, cayo incosciente, notando que algo duro y pequeño, le abrasaba, la piel, que ya estaba quemada, y destrozada por los dias que habia pasado al sol sin tomar medidas. Entre sueños, creyo notar que algo le arrastraba por el desierto, arañandole la piel, y causandole heridas, no precisamente superficiales. Aunque se volvio a dormir, cuando se desperto, escucho a dos personas hablar.
- Le han encontrado tirado en el desierto.- Dijo una voz grave.
- Pero por eso mismo hemos de ayudarle.- Esta voz era mas aguda.
- ¿Es que acaso no ves los sellos del fuego y el hielo? Es un miembro de los Clanes Negros, en los terrenos de los Blancos.
- Pero se supone que somos una aldea de san...
Sait habia abierto los ojos a tiempo de ver al hombre de voz grave, que ademas era alto y musculoso, darle una bofetada a una joven menuda y delgada que estaba delante, y que salio tras el chico grande. El joven se levanto con esfuerzo notando como unos vendajes excesivamente apretados le molestaban en la zona lumbar. Pero no notaba ninguno dolor del tipo de las heridas. Debieron curarle bien. Miro alrededor buscando un indicador de donde estaba, vio a una joven de piel morena, probablemente por el sol, con un simbolo de una roca en el brazo. Muy similar al suyo de la llama, no lo habia visto nunca, por lo que deberian de ser de los Blancos. Fue a salir de la cabaña pero una especie de mono de tres metros de alto y un metro y medio de ancho se interpuso en su camino.
- Que monito tan mono.- Intento Sait
“callate” Recibio por toda respuesta, y para colmo en su cabeza. Retrocedio ante la mole, pero cansado de estar recluido, estiro un brazo hacia el bicho peludo, y este ardio como si fuese un papel quemado. Convirtiendose en una mole de piedra chamuscada. Salio y vio a dos hombres armados hasta los dientes, dio un paso atrás, pero habia otro hombre.
Pero los siguientes segundos no los olvidaria en su corta vida.
Habia aparecido un hombre con un cuchillo en una mano y habia degollado al hombre que le impedia la retirada, pero cuando Sait giro hacia el este ya no estaba, pero unos metros mas adelante estaba una serpiente negra de la mas pura oscuridad, que devoró a los dos hombres que se habian quedado paralizados en medio de la villa. El chico debia ser dios, Pensó mientras el reptil giraba su enorme y fea cabeza hacia el. Y se transformaba de nuevo en un humano completamente vestido, y se ponia a la altura de Sait.
-Hola- Consiguio decir Sait.
-Buenas, soy Dagi. – Dijo amablemente el joven.- ¿y tu?
-Yo soy Sait- Estaba empezando a temblar.
-Me lo imaginaba, me lo dijo Jhin.
-Quien es realidad Jhin?
-Es un joven de nuestra edad con aspiraciones… Para nada benignas.
-¿Aspira a tu poder?
-Exactamente- Tercio Dagi- Pero es mejor que yo, el es un oscuro, y yo un humano.
-¿Qué es un oscuro?
-Alguien que ha cometido atrocidades, por las cuales su sangre es negra. Atrocidades como esta.
Tras ello se lanzó con un sable en una mano. Y con el partio por la mitad a Sait